Desde mi experiencia como docente y activista, compartí cómo una educación inclusiva puede cambiar vidas y romper barreras. En mi intervención, destaqué ejemplos prácticos y estrategias pedagógicas que pueden ayudar a las, les y los futuras docentes a integrar la diversidad afectivo-sexual y de género en sus planes de enseñanza. Mi mensaje fue contundente: hablar de estos temas en las aulas no solo es necesario, sino que es una herramienta transformadora que fomenta el respeto, la empatía y la igualdad.

Uno de los puntos clave de la charla fue subrayar el rol fundamental que desempeñan l@s docentes en la creación de espacios seguros. En un contexto donde el acoso escolar y los discursos de odio siguen presentes, es imperativo formar a profesionales de la educación comprometidos con la defensa de los derechos humanos y la diversidad.