NOS LEES LA MENTE, PROFE: Un Encuentro Revelador en el Aula
En una tranquila mañana de clases de matemáticas, la quinta hora del día parecía un desafío titánico para los alumnos, ya exhaustos por horas de estudio. La situación me llamó la atención de inmediato. Sabía que simplemente no podía comenzar la clase como de costumbre, ya que los estudiantes no podrían seguirme y la hora se convertiría en un tiempo perdido.
En lugar de ignorar la situación, decidí conectarme con mis alumnos. Les pregunté cómo habían estado lidiando con el comienzo del curso, y sus respuestas revelaron no solo la fatiga física, sino también una falta de confianza en sí mismos, algo que lamentablemente parece afectar a muchos adolescentes en la actualidad.
Me senté con ellos y hablamos sobre la percepción que tenían de la asignatura de Matemáticas. Expresaron sus dudas, comentando que no eran particularmente buenos en ella y que siempre les había resultado difícil. Sin embargo, decidí desafiar esas creencias, compartiendo con ellos lo que habíamos logrado en las primeras semanas del curso.
Les recordé ejemplos de la primera clase y de las evaluaciones iniciales que habíamos realizado. Los ejercicios que les parecían fáciles al principio de la conversación de repente adquirieron una nueva perspectiva cuando los evaluaron a la luz de sus conocimientos actuales.
Además, les hablé sobre cómo los observaba durante las clases y cómo reaccionaban mientras explicaba. Compartí cómo interpretaba sus gestos y expresiones para asegurarme de que estuvieran siguiendo las lecciones. Sus caras reflejaban sorpresa, y entonces escuché esas palabras inesperadas: "Nos lees la mente, profe". No pude evitar reír y responder: "Bueno, eso es parte de mi trabajo".
Les expliqué que es normal sentir miedo ante una asignatura como las Matemáticas, pero que mi papel era ayudarles a superarlo. Les dije que no debían sentirse torpes o menos inteligentes cuando tenían preguntas en clase. Les conté sobre la dinámica común en las clases de matemáticas en la que todos asienten con la cabeza, diciendo que entienden, incluso cuando no lo hacen. Pero les aseguré que mi trabajo era entender más allá de esas respuestas automáticas y asegurarme de que realmente estuvieran comprendiendo.
Con el tiempo, explicarles cómo usaba sus reacciones me llevó a discutir cómo trabajaba para ayudarles a superar las barreras que ellos mismos se imponían. Muchas de sus percepciones les estaban frenando, y mi objetivo era cambiar eso. Sus respuestas eran unánimes: "Estás en lo cierto". Sin embargo, también expresaron su agradecimiento por la conversación, ya que estaban comenzando a comprender cosas importantes y se sentían más motivados.
Fue evidente que esta charla era exactamente lo que necesitaban. Nos ayudó a comenzar la clase de una manera mucho más efectiva que simplemente sumergirse en el material. Este episodio subraya la importancia de escuchar a los estudiantes, especialmente en una asignatura como Matemáticas. El tiempo que dedicamos a conocerlos y hacer que se sientan valorados es fundamental para construir la confianza que nos permite guiarlos hacia su mejor rendimiento.
Es esencial que cambiemos nuestra percepción de la enseñanza y comprendamos que los estudiantes necesitan más que solo un transmisor de contenido. Requieren una conexión significativa para alcanzar su máximo potencial. La enseñanza va más allá de la transmisión de información; se trata de leer las mentes de nuestros estudiantes y guiarlos hacia su éxito.