Hay momentos que nos invitan a detenernos, mirar hacia atrás y tomar conciencia del camino recorrido. Que una revista como Cuadernos de Pedagogía, con tantos años de historia y compromiso con la transformación educativa, me haya seleccionado para su sección “Profesores Excelentes”, coordinada por Fernando Donaire, ha sido uno de esos momentos. Uno que me ha tocado profundamente.
Quienes me conocéis sabéis que nunca he perseguido reconocimientos personales. Lo que me mueve cada día es la convicción de que la educación tiene el poder de cambiar vidas, de abrir horizontes y de sanar heridas. Pero reconozco que este reconocimiento, que llega tras años de docencia en institutos públicos, proyectos educativos, formación, activismo y también dudas, miedos y aprendizajes, me ha emocionado de forma especial.
En la semblanza publicada, el periodista recoge con gran sensibilidad algunos de los momentos clave de mi trayectoria: desde mis primeros pasos como profesor de Matemáticas en Secundaria y Bachillerato, pasando por mi experiencia en la Universidad de Salamanca, hasta la creación de mi canal Matemáticas Sin Más, donde intento que la asignatura deje de ser una barrera y se convierta en una herramienta para comprender el mundo.
También se relata uno de los episodios más importantes en mi vida como docente: aquel día en que, tras un caso de LGTBIfobia en clase, decidí compartir con mi alumnado que soy homosexual. Lo hice no solo como respuesta a una situación injusta, sino como un acto pedagógico, con la esperanza de que visibilizarse también educa. Aquella tutoría transformó no solo mi relación con el grupo, sino mi forma de estar en el aula. Me ayudó a entender que contar la propia historia puede generar espacios más humanos, seguros y libres.
Desde entonces he intentado, poco a poco, incorporar la diversidad y la inclusión como ejes centrales de mi labor docente. Proyectos como Espejos en las Aulas —campaña de la FELGTBI+ que hoy tengo el honor de representar como vicepresidente—, o Aula LGTBI+, que une la enseñanza de las Matemáticas con la visibilidad del colectivo, nacen precisamente de esa necesidad: la de hacer de nuestras aulas lugares donde todas las personas puedan ser quienes son sin miedo.
Porque educar no es solo transmitir contenidos, sino construir comunidad. Y porque defender los derechos LGTBI+, feministas, antirracistas o ecologistas desde el aula no es adoctrinar: es comprometerse con un mundo más justo. Eso también se aprende.
Agradezco de corazón a Cuadernos de Pedagogía este reconocimiento, y a Fernando Donaire por el cariño con el que ha contado mi historia. También quiero agradecerlo a tantas y tantos docentes que, en silencio, están haciendo una labor admirable en sus centros. Este artículo no es solo sobre mí. Es sobre todas las personas que creen que otra escuela es posible, que educan con empatía, con valores, con coraje.
Puedes leer aquí la semblanza completa:
👉 “Profesores Excelentes” – Cuadernos de Pedagogía, nº 565 (junio 2025)
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