Mi intervención se centró en la importancia de crear entornos seguros y respetuosos, especialmente en la educación. Compartí experiencias sobre cómo trabajar la inclusión en las aulas, un aspecto esencial para combatir el acoso y la discriminación desde edades tempranas. También abordé el papel que tienen las familias, los centros educativos y las administraciones públicas en esta tarea colectiva.

Uno de los momentos más emotivos fue escuchar los testimonios de personas trans que han superado barreras y estigmas, mostrando una resiliencia admirable. Sus historias no solo conmueven, sino que también iluminan el camino para quienes aún enfrentan obstáculos.

Estas jornadas no solo fueron un lugar para hablar, sino también un recordatorio de que cada acción cuenta. Desde las palabras de apoyo hasta los cambios en las políticas locales, todo suma para construir una sociedad más inclusiva.