El pasado 23 de junio vivimos un momento cargado de emoción, historia y futuro. En el Museo del Traje de Madrid, desde la Federación Estatal LGTBI+ organizamos, junto al Ministerio de Igualdad, el acto institucional conmemorativo por el 20º aniversario de la aprobación del matrimonio igualitario en España. Dos décadas después de aquel hito, volvimos a encontrarnos para decir, con orgullo y firmeza: sí, seguimos queriendo.
Fue un acto en el que se respiraba memoria. Memoria de quienes lucharon para hacerlo posible. De quienes lo defendieron en el Congreso, en las calles, en los tribunales y en sus propias familias. Memoria de quienes no llegaron a ver reconocido su amor, pero allanaron el camino para que hoy podamos vivirlo con libertad.
Uno de los momentos más simbólicos de la jornada fue la intervención del expresidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero, artífice de la ley aprobada en 2005. Con su habitual claridad y sensibilidad, recordó el coraje político y social que supuso dar ese paso hace veinte años y nos animó a seguir defendiendo cada conquista con la misma determinación. Su presencia emocionó a quienes, como yo, tenemos muy presente lo que significó escuchar aquel “la ley ha sido aprobada” por primera vez.
El acto contó también con la participación del Presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, quien reivindicó el papel de España como referente en derechos LGTBI+ y alertó sobre los intentos de retroceso que amenazan algunas de nuestras conquistas. La Ministra de Igualdad, Ana Redondo, abrió el encuentro recordando que el matrimonio igualitario no solo supuso un cambio legal, sino un cambio cultural: nos permitió ser visibles, ser familias, ser ciudadanía plena.
La presidenta de la FELGTBI+, Paula Iglesias, intervino con un discurso emotivo y firme, reivindicando el valor de la memoria colectiva y advirtiendo de los riesgos que implican los discursos de odio y los retrocesos legislativos. Recordó que el matrimonio igualitario fue una conquista del activismo y la movilización social, y que el amor no necesita permiso, pero sí necesita derechos. Su voz, en representación del movimiento LGTBI+ organizado, sirvió de puente entre la lucha del pasado y los retos que tenemos por delante.
También intervinieron activistas históricos, personas del mundo académico, del ámbito jurídico y social, representantes de entidades y quienes, desde sus vidas cotidianas, han hecho del amor una forma de resistencia y transformación. Fue, en definitiva, un acto coral: una celebración colectiva que tejió pasado, presente y futuro en un mismo espacio.
Como vicepresidente de la FELGTBI+, fue un inmenso honor formar parte de este acto. No solo por su dimensión política, sino por su valor emocional y simbólico. Porque en un tiempo donde algunos pretenden reescribir la historia o borrar nuestros avances, recordar de dónde venimos es un acto de justicia. Y reafirmar hacia dónde vamos, un acto de compromiso.
Veinte años después, seguimos diciendo que sí. Que sí al amor sin etiquetas, a las familias diversas, a la igualdad sin condiciones. Que sí a seguir avanzando, sin miedo, sin retrocesos, con la memoria como guía y el futuro como horizonte.